Amanece, después de horas de inquietos sobresaltos.
Despierto, y nuevamente me inunda el asombro por los “mensajes” que suelo recibir, de un modo u otro, cuando los necesito. Por lo tanto, corresponde agradezca (a la entidad que sea) por este NO olvido de mi persona.
Hoy, después de una jornada teñida de rabia e impotencia, vuelvo a confiar en esta Amada Presencia sin nombre definido, y espero se manifieste esta fuerza para bien: para aliviar el dolor, relegar la ira y renovar la esperanza.
Me decido. Lo decreto, confiando en que Tú asumes mi ruego como propio.
Entonces, con la vibración secreta del alma, lo manifiesto:
“Ya vienes, Camila…Ya llegas a los brazos amorosos de tu padre que te espera.
Y en consecuencia, a mi corazón.
Amanda Espejo
Quilicura / febrero 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este espacio está abierto para tus impresiones. Úsalo con el mismo respeto conque yo me muestro para ti.
Se agradece...